Cuando llegué a casa las abrí todas esperando saber algo más sobre el destino del anterior ocupante de mi piso. Me sorprendí al saber que ABSOLUTAMENTE TODAS eran cartas del estilo “le ha tocado a usted un maravilloso premio de .... y le citamos para que venga a recogerle el día ...”. En casi todas las cartas, el regalo se trataba de un viaje, y algunas de ellas procedían precisamente de agencias de viajes.
No leí las cartas, sólo las ojeé un poco por encima (eso no me exime, ya que el delito es abrirlas, no leerlas) pero en una de ellas, la agencia de viajes “Fulanito de Tal” felicitaba al buen hombre en su 75 aniversario y le regalaban una excursión a “tal sitio” para celebrar semejante aniversario. La carta databa de Julio ... pensé entonces que el Sr Cornellius (Rudi para nosotros, que ya le tenemos confianza) habría petado antes de llegar a complir los 75 y que era muy extranyo no haber recibido más que cartas de este estilo, ninguna carta persona, ni siquiera una del banco, de la companyía telefónica, facturas varias ... nada. Me imaginé que el hombre habría fallecido y nadie le echaría de menos (conclusión gratuíta por mi parte, ya no de eso no había indicios)
Hoy he vuelto al piso para hablar con el albanyil que me ha de hacer la obra. He salido a la puerta del portal con un post-it con mi nombre para poner encima del de Cornellius. A la vueta he observado que, además del buzón que había desvalijado el día anterior (y que ya tenía una carta más) había otro con mi nombre (ehhh???). Después ha llegado a mi amiga Silvia, desde mi ventana he visto como se acercaba a la puerta y llamaba al “telefonillo” ... pero en casa no ha sonado ningún timbre! Le he pedido que llamara a los otros dos correspondientes al bajo y ... sorpresa! El timble de mi casa ha sonado cuando ella ha llamado a otro (cuyo nombre no me acuerdo, quizás porque no quiero acordarme para no hacer otra vez la misma Jaimitada) ...
La guinda del pastel ha sido cuando al salir de nuevo me he encontrado con la que ha sido mi primer contacto en el edificio: una senyora de edad ya avanzada, que me ha preguntado si había comprado el piso, me ha felicitado y ha empezado a contarme su vida ... le he preguntado por Hr. Cornellius y ella me ha dicho que este senyor vivía en el tercero (!!!) Resulta que he le robado la correspondencia a un senyor que, lejos de estar muerto, debe de llevar un par de meses fuera, probablemente “de parranda” en uno de esos viajes que les regalan las agencias en base a millones de participaciones en sorteos chorra o para someterles a viles técnicas de venta agresiva de colchones de latex super ergonómicos o baterías de cocina mega-maravillosas e hiper-sanas, de las que cocinan sin agua, sin aceite, sin gracia y sin sabor.
Madre mía, espero que esto no salga de aquí, aunque si alguien me pregunta, la culpa no es mía, yo he seguido intrucciones (vuestras!!!!)
¿Acaso no sabes rica que leer correspondencia privada es un delito?